El programa de ejercicio remitido por el médico proporciona beneficios para la salud

Revisamos tres estudios que muestran cómo la derivación médica a un programa de ejercicio puede beneficiar los resultados de salud, la influencia del ejercicio en el daño del ADN cerebral y las condiciones neurológicas relacionadas, y el potencial de la actividad física como un tratamiento adjunto útil para la recuperación de COVID-19.

El Informe sobre los beneficios del ejercicio para la salud es una serie de boletines y artículos en los que seleccionamos tres artículos revisados por expertos, resumimos las principales conclusiones y proporcionamos imágenes en las redes sociales para que las compartas con tu comunidad. Puede leer los artículos anteriores aquí.

Mientras la pandemia de COVID-19 persiste, mantener un estilo de vida físicamente activo sigue siendo un reto. Sin embargo, sabemos que el ejercicio es una medida clave para ayudar a prevenir las condiciones de salud crónicas que siguen afectando a millones de personas y que aumentan el riesgo de COVID-19 grave. La edición de este mes del Informe sobre los beneficios del ejercicio para la salud abarca:

  1. Un estudio muestra que la derivación médica para programas de ejercicio puede beneficiar los resultados de salud,
  2. Una revisión narrativa sobre la influencia del ejercicio en el daño del ADN cerebral y el impacto en las enfermedades neurológicas relacionadas, y
  3. Una discusión sobre el potencial de la actividad física para ayudar a contrarrestar algunos efectos adversos de COVID-19 a través de su efecto sobre una molécula llamada PPARa.
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La derivación médica a un programa de ejercicio proporciona beneficios para la salud

Los programas de ejercicio remitidos por el médico no son un concepto nuevo. Tienen el potencial de integrar mejor la asistencia sanitaria con los servicios de prevención y bienestar de forma que promuevan un cambio de comportamiento positivo y mejoren los resultados de salud de los pacientes. Sin embargo, el apoyo del médico, la comunidad y el gobierno son importantes para el éxito de estos programas. Un estudio publicado en la revista European Journal of General Practice analizó la viabilidad de un programa de ejercicio remitido por los médicos en Murcia (España).

El programa incluía algunos componentes clave:

  • Formación en prescripción y derivación de ejercicios para médicos y enfermeras en 54 centros sanitarios comunitarios
  • Ayuda gubernamental para poner en contacto a los participantes con las instalaciones deportivas cercanas a su domicilio
  • Instructores acreditados con experiencia en programas similares y entrenamiento de ejercicios en adultos
  • Sesiones de ejercicio en grupo con participantes agrupados por edad y adaptados a la condición de cada uno

El programa tuvo una duración de 10 semanas y consistió en sesiones de una hora tres veces a la semana para un total de 30 sesiones. Los participantes eran adultos con hipertensión (presión arterial alta) o dislipidemia (lípidos sanguíneos elevados) que acudían a su médico de atención primaria.

Según los resultados, el 82,7% de las personas aceptó el programa de derivación cuando se lo pidió su médico o enfermera, y el 72% comenzó oficialmente el programa. De los que iniciaron el programa, el 81% completó más de 20 de las 30 sesiones.

El análisis de los datos reveló una mejora estadísticamente significativa tanto en los hombres como en las mujeres para todas las variables del estudio, incluyendo:

  • peso corporal,
  • IMC,
  • la aptitud aeróbica,
  • fuerza muscular,
  • flexibilidad, y
  • equilibrio.

Las variables autodeclaradas -el estado de ánimo y la forma física- también mejoraron. Además, el 49,4% de los participantes creía firmemente que seguiría haciendo ejercicio con regularidad en los próximos seis meses.

Este estudio tiene algunas limitaciones importantes, una de las cuales es la falta de un grupo de comparación o control. Sin un grupo de comparación o control, este estudio no puede decirnos cuánto mejor -o no- es este programa de ejercicios referido por el médico en particular en comparación con otros modelos o diferentes tipos de tratamiento, como un folleto o una aplicación web.

Este estudio es útil porque el programa de este estudio es similar a los que ofrecen actualmente los gimnasios. Es conveniente para el hogar del participante, ofrece el aspecto social del entrenamiento en grupo y proporciona ejercicio individualizado con instructores acreditados. El programa era gratuito, lo que no es típico de los programas de los gimnasios; sin embargo, muchos gimnasios ofrecen precios asequibles para los programas de recomendación de médicos. Algunas pruebas sugieren que los programas que tienen algún coste, o "piel en el juego", pueden ser más eficaces que los programas gratuitos.

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El ejercicio tiene beneficios para el ADN del cerebro

Diversos factores internos y externos pueden causar daños en el ADN. Este daño puede provocar la muerte de las neuronas, lo que lleva a un deterioro de la memoria y de la función neuronal. Este daño se ha implicado en patologías neuronales como el Alzheimer y el Parkinson. Las pruebas sugieren que la actividad física puede ser neuroprotectora. Una revisión narrativa publicada en la revista Neural Regeneration Research analizaba la influencia del ejercicio en el daño del ADN cerebral y lo que ello podría significar para la salud del cerebro.

Los autores señalan que los cambios en el ADN -por ejemplo, la metilación del ADN- están relacionados con ciertas enfermedades cerebrales y que el ejercicio regular, a lo largo de la vida y en cantidades adecuadas, puede minimizar potencialmente estos efectos. El ejercicio puede reducir la producción de oxidantes nocivos (moléculas que pueden dañar las células con las que interactúan en el cuerpo) y aumentar la capacidad antioxidante (la capacidad del cuerpo para contrarrestar los oxidantes nocivos), disminuyendo así algunos daños en el ADN. La actividad física también puede desempeñar un papel beneficioso en la reparación del ADN dañado, aunque el mecanismo para ello sigue siendo desconocido.

Los datos de estudios anteriores, tanto en roedores como en humanos, sugieren que el ejercicio físico induce adaptaciones genéticas que regulan la plasticidad en las comunicaciones neuronales y la función cerebral. Los autores concluyen que "el ejercicio puede ser fundamental en el control de la enfermedad neurológica". Sin embargo, señalan la necesidad de obtener más información sobre qué tipos de ejercicio son más beneficiosos.

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El ejercicio puede ser un tratamiento complementario útil para la recuperación de la COVID-19

En una persona sana, una molécula llamada PPARa ayuda a regular el metabolismo de los lípidos en el tejido pulmonar y desempeña un papel en la salud de las células endoteliales (células que recubren el interior de los vasos sanguíneos). Los autores de un artículo publicado en la revista Medical Hypotheses sospechan que, en algunos pacientes con COVID-19, una reducción de PPARa -debida a la infección vírica con SARS-CoV-2- puede ser un factor importante en la inflamación pulmonar y la posterior lesión pulmonar. Los autores indican que el ejercicio puede ser beneficioso para ayudar a contrarrestar algunos de estos efectos.

Cuando una persona contrae el SARS-CoV-2, las alteraciones del PPARa causadas por la infección pueden provocar inflamación y daños en el pulmón. El PPARa puede tener efectos antiinflamatorios, y los autores señalan que el uso de fármacos que activan el PPARa, llamados agonistas del PPARa, puede desempeñar un papel terapéutico al ayudar a revertir algunos de los cambios en la inflamación y los procesos metabólicos causados por la infección por el SARS-CoV-2. En concreto, un fármaco, denominado fenofibrato, evitó la acumulación de lípidos en las células infectadas por el virus, bloqueando su replicación.

Esta medicación puede ayudar a contrarrestar algunos efectos adversos típicamente asociados al SARS-CoV-2 y a la disminución de los niveles de PPARa, y según los autores, el ejercicio puede tener un efecto similar. Describen varios estudios y concluyen que existen pruebas limitadas pero convincentes que apoyan el papel del ejercicio en la moderación de los niveles de PPARa en varios órganos y tejidos. Señalan que "también se ha demostrado que el ejercicio beneficia la función endotelial y la inflamación, y puede desempeñar un papel en la regeneración y reparación de las células endoteliales lesionadas."

Los autores también señalan que las reducciones de PPARa relacionadas con la infección viral, y los cambios asociados al metabolismo y la inflamación, pueden afectar a la capacidad de ejercicio. Afirman que "los cambios en los PPARa debidos a la COVID-19 pueden preparar al organismo para la fatiga, la inactividad y la obesidad. Por lo tanto, el ejercicio y el aumento de la aptitud cardiorrespiratoria pueden ser necesarios para la prevención secundaria a fin de mitigar la posibilidad de un mayor desuso, enfermedad crónica y discapacidad."

Además de los papeles clave que desempeña el ejercicio en la función inmunitaria y la salud metabólica, si esta hipótesis resulta ser correcta, también podría contrarrestar algunos efectos adversos de la infección por COVID-19 relacionados con la inflamación y las lesiones pulmonares.

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Alexandra Black Larcom

Alexandra Black Larcom, MPH, RD, LDN, ocupó anteriormente el cargo de Directora Senior de Promoción de la Salud y Política Sanitaria de IHRSA, un puesto dedicado a crear recursos y proyectos para ayudar a los miembros de IHRSA a ofrecer programas de salud eficaces y a promover políticas que hagan avanzar al sector.